Esta pasada semana hemos visto muchos escombros, pero no solo materiales, sino escombros humanos, aquellos que florecen con mayor fuerza en situaciones como la que está sufriendo el pueblo valenciano. Mientras España enfrenta el mayor desastre que se recuerda en años, Sánchez se encontraba en la India. Él y los suyos parecen estar ocupados en otras prioridades, como votar la que consideran una medida urgente: controlar RTVE. Qué vergüenza. La tragedia y devastación que la riada ha dejado en Valencia se mide no solo en daños materiales y vidas perdidas, sino también en la miseria humana que aflora. Los escombros humanos salen a la luz. Cuando la desgracia golpea, aparecen aquellos que ven en ella una oportunidad: unos para atacar a sus rivales políticos, otros para el pillaje, mostrándonos lo más bajo de la naturaleza humana.
Como bien saben mis lectores, me cuesta creer lo que me muestran los telediarios, los del Nodo y los otros. Por eso me nutro de fuentes directas: compañeros, amigos y familiares en las zonas afectadas por la inundación, como en los pueblos de Benetúser, Chiva, Alfafar y Massanassa. La radiografía que me transmiten se resume en que nadie de fuera es realmente consciente de lo que está pasando. El agua no solo arrastró barro y se llevó vidas, sino que también destapó lo más sombrío de algunos que habitan la zona: personas que, indiferentes al dolor ajeno, aprovechan la vulnerabilidad para saquear y, quién sabe, qué más. Ahora los cuerpos de seguridad, en lugar de dedicarse a ayudar, deben detener a estos saqueadores, leerles sus derechos, llevarlos ante el juez de guardia… y luego dejarlos en libertad. Aunque la fiscalía tiene orden de pedir prisión provisional, ¿en serio? ¿Por un hurto? Esto es un no parar de incompetencia e involución en los valores que un día disfrutamos.
Los WhatsApp de los afectados que he recibido son desgarradores. Mientras escribo estas líneas, el número de fallecidos sigue aumentando. Mientras tanto, los escombros políticos se pelean por ver quién es más culpable o quién es más competente para actuar. Y es un ejército de voluntarios, ciudadanos comunes, los que están arrimando el hombro, ya que al ejército no le dejan intervenir plenamente. Mientras Sánchez y su gobierno disponen de 900 asesores, han enviado solo 500 militares para ayudar. Con esta falta de coordinación entre los escombros políticos, la Asociación de Tropa y Marinería Española envía una nota de prensa a los medios, donde recalcan que los militares, sin excepción, están deseando salir de los cuarteles para ayudar a la población civil desde el primer momento. Están esperando órdenes. ¿Dónde se ha perdido Marlaska?
Las catástrofes son inevitables, que se lo digan a los palmeros y a todas las promesas que se les hicieron después del volcán. ¿Dónde están todas esas ayudas? En cualquier caso, hoy me quedo con la respuesta humana que se manifiesta en la buena gente que ayuda, y esa gente no la encontramos entre los políticos. Ser político es, al fin y al cabo, una elección.
También fue una elección de Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, apartar a la consejera que lanzó sus declaraciones en medio del drama. Vaya personaje. Nuria Montes, consejera de Turismo, mostró una imperdonable falta de humanidad, empatía y conexión con la realidad. A pesar de sus intentos posteriores por arreglarlo, el daño ya estaba hecho. Su afirmación de que “no se permitirá el acceso a la morgue a los familiares de los fallecidos; estos deben esperar en sus casas” lo dijo con una chulería propia de estos escombros. Y punto. No cabe duda de que hoy enfrentamos una tragedia que enluta a todo el Reino de España.
Aunque hoy me cuesta dejar de opinar sobre lo que está pasando en esos pueblos, debo cambiar de tercio. Mañana son las elecciones en el país más poderoso del mundo —aunque personalmente veo a China como más poderosa—, pero el martes se elegirá al presidente de Estados Unidos, y el proceso se ha convertido en un espectáculo propio de Norteamérica. Hemos visto intentos de asesinato, cambios de candidatos y tensiones finales cargadas de descalificaciones entre ambos contrincantes. Apartar a Biden no ha sido suficiente para frenar el avance de un Trump que, según me advierten quienes viven allí, volverá a ser el habitante de la Casa Blanca. Solo nos queda esperar hasta mañana para despejar la incógnita.
LOS LUNES CON JUAN INURRA – Periódico EL DÍA