No es que España coaccionara a Edmundo González en la Embajada en Caracas, es que miró para otro lado, digo yo, después de lo que se ha mostrado en los medios. Y Edmundo callado y el PP cabreado. El embajador español era el que estaba de blanco, con capucha, como si fuera un ratero del bulevar de Sabana Grande. Y les convidó a Delcy y a su hermano a whisky Chivas de 12 años y chocolate. González Urrutia confiesa que lo habrían torturado y que el exilio lo salvó. Es posible que eso pudiera ocurrir. Por eso está agradecido. Le queda, familia en Caracas, una hija y nietos me han contado. Pero sabe que Maduro habría allanado la Embajada. Ahora Albares también está cabreado porque el Sebin, el servicio secreto de Maduro, grabó y fotografió la reunión, que era secreta y ha distribuido las fotos por todos los medios del mundo mundial. Sislavida.
Aquí mientras tanto seguimos avanzando para la represión, muy bien barnizada pero represión, todo lo que sea limitar libertades lo es. El reciente anuncio del Gobierno español sobre un plan para regenerar la democracia, es decir, reeducarnos, que sabe que somos bobos y propone 31 medidas destinadas a mejorarla entre ellas esta la regulación de los medios de comunicación, es decir, su intervención y control, como Hacienda pero esta vez por hablar o escribir.
Lo cierto es que me plantea muchos interrogantes sobre su alcance y efectividad. Una de las medidas incluye un plan que pretende la reforma del delito de injurias a las instituciones del Estado. Este tipo de propuestas siempre despiertan el temor de que se utilicen para restringir el derecho a la crítica, esencial en cualquier democracia. Que es lo que esta pasando. La libertad de expresión no debe verse limitada bajo el pretexto de salvaguardar el prestigio institucional o de algún familiar que otro. El riesgo aquí es que estas reformas van por la senda de una “ley mordaza” encubierta, afectando negativamente al debate público. Y le interesará a todos los gobiernos que estén en el poder. La transparencia siempre es necesaria, el riesgo es que estas medidas sean utilizadas para señalar o estigmatizar a determinados medios, críticos con el Gobierno de turno. Es lo que hay.
Yo defiendo que la independencia de los medios es fundamental para una democracia saludable, y cualquier regulación debe garantizar que no se convierta en un mecanismo de control gubernamental y eso no ocurrirá. Puesto que ya disponemos de medios en las normas procesales para los embustes de los comunicadores. Y cuando eso ocurre se demanda, si quieres, como ha hecho el magistrado ya jubilado, García Castellón, contra Ione Belarra en defensa de su honor, por las cosillas que dijo de el. Pero ojo, que es aforada y al final siempre está el Constitucional.
En cualquier caso las reformas democráticas deben ser fruto del diálogo y el consenso, no solo de un acuerdo entre los partidos que conforman el Gobierno.
Sánchez, mientras, ha enviado a Waterloo a Santos Cerdán, pelota número uno, a hablar con Puchi porque es Puchi quien le puede arruinar la legislatura. Si sigue sin votarle en el Congreso. Ya Sánchez no domina el Congreso, sino la derecha catalana tradicional. Y Junts ahora vota con Vox y PP.
Y aquí mientras tanto, se colocan las luces de Navidad. ¿Estarán imitando a Maduro, celebrándola en septiembre? Ya es Navidad en Santa Cruz, así que felices todos y a tirar para los centros comerciales, aunque quede todavía un cuarto de este 2024 por vivir. Pero es que los años ahora parece que lo hacen los chinos, duran muy poco.
LOS LUNES CON JUAN INURRA – Periódico EL DÍA